Con hojas de colores debajo de los árboles,
con celebraciones de Halloween y día de muertos.
Con días cortos y obscuros.
El otoño no deja de repetir tu nombre.

Es el otoño el que te da vida, no la primavera.
Ella con su 15 de abril y su pascua,
me trae recuerdos de nuestra niñez y juventud juntas.
Me enseña ese ser que fuiste y que ya no existe.

Yo le respondo con nuevos días que celebran nacimientos,
y transformo el 15 de abril en un día de vínculo.
Hago un lazo que une un pasado lleno de vitalidad
con un futuro lleno de energía.

El otoño es quien me enseño el secreto de la transformación.
Quien año con año me enseña que entre días de obscuridad,
vienen los días más claros del año.
Días como hoy, con rayos bajos, más cercanos a mí,
y con esa luz que da más color.

Le agradezco que me recuerde que pronto viene un 18 de noviembre.
Que me regañe porque no te he escrito.
Que me recuerde que soy yo la encargada de que sigas viva,
si no en la forma de persona física,
al menos en la forma en la que yo sí puedo hacer algo.

Es en noviembre en que intensificamos nuestro diálogo,
es cuando hablo contigo por días seguidos,
Es cuando le soplo al fuego que se va apagando
y cuando vuelves a cobrar fuerza, me vuelves a dar calor.

Es el otoño el que me recuerda que sea lo que seas, eres.
Que el 18 de noviembre, es un día de transformación.
Que puedo confiar en él y juntos,
nos encargaremos de que tú sigas siendo,
de que la llama no sólo no se apague,
si no que se esparza también.

/Luisa y el Otoño
Noviembre 18, 2022

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