Te quiero.
Hoy cuando salí te dije te quiero.
No, te extraño.
Mire al cielo, a las estrellas.
A cualquier estrella.
¿Qué importancia tiene cuál?
Estas en mi persona.
Eres un pilar fundamental de la persona que soy.
En la madre en que me he convertido.
Estas en mis pensamientos.
En anécdotas que algún día se confundirán con sus propias vivencias.
Estas en mi espiritualidad.
En la poca que me queda.
En esa pequeña chispa que hay
cuando encendemos una veladora para tí y otra para Dios.
Te quiero. También te extraño.
Y al menos el día de hoy, te extraño sin un sabor amargo.
Con sabor a nostalgia y de gratos momentos vividos.
Pero con la vista hacia adelante,
donde todavía estarás, de una forma o de otra.
18 noviembre, 2010